Brainstorming
Ebria bajo los efectos del jazz de Coltrane, espero a que llegue mi visita bebiéndome una cerveza bien fría, fumando tabaco de líar y ojeando alguna vieja partitura olvidada por los cajones de mi desordenada habitación llena de connotaciones musicales. Me viene a la mente aquella época de clarinetista que tantas emociones me aportaba. El amor-odio no es sano en ninguna de sus posibilidades y la falta de libertad me frustraba hasta el punto de perder el control sobre mis dedos. Es mejor así, supongo.
Miro a través del cristal de la vieja ventana de madera de mi habitación en esta tarde de otoño. La gente lleva abrigo y bufanda ya. Hace frío y mucho viento y mi visita estará al caer. Seguro que llega malhumorado y más me vale darle buenas noticias. Querrá, al menos, ver alguna mejoría. Le diré que he conocido a alguien interesante y que estoy muy feliz. Aunque conociendo mi criterio dudo que me crea. No me lo creo ni yo. Lo va a notar.
En realidad no necesito a nadie, no sé por qué la gente se empeña en que debo encontrar mi felicidad junto a otra persona. Supongo que es lo “normal”, lo que todos esperan en sus vidas; vaya decepción. Quiero decir: como algo esporádico no está mal, pero no sé si volvería a dedicar más tiempo del necesario a alguien. Yo sólo juraría amor eterno a la música. La gente me parece demasiado inestable y reprimida. Y aquí volvemos al maldito amor-odio: las relaciones personales a veces me apasionan y la mayoría de las veces me dejan exhausta, no porque no entienda a las personas, si no porque hay que pasar demasiado tiempo fingiendo para agradarles. Aunque es probable que me compense por esos pocos buenos momentos… Quizá si hubiera sido más prudente no habría eliminado muchos de los prejuicios que me hacían pasar por una persona más en la sociedad. Aunque quizá esa prudencia me habría privado de conocer a ese grupo selecto de personas que me ha hecho sentir cosas inimaginables. Está bien así.
De tanto discernir no me he dado cuenta de que se me ha acabado la birra. Necesito beber un poco más para digerir la llegada de mi visita. Mierda, llaman a la puerta, a ver si esta vez es la buena…
- ¿Qué hay?
- Aquí andaba, arreglando un poco mi habitación, ya sabes.
- Ya. ¿Alguna novedad?
- Dame tu abrigo y pasa, anda. Ahora hablaremos, que no me das tregua. ¿Una cerveza?
- Sabes que no bebo.
- Bien, yo me beberé la tuya. ¿Un té como siempre?
- Por favor.
Adivino ciertas carencias en él. Siempre bebe té y supongo que será para compensar su falta de estímulos. En realidad estoy segura de que no le gusta, lo deduzco por las caras que pone al sorberlo. Porque no lo bebe, lo sorbe… Qué irritante me resulta eso, también.
- Bueno, aquí tienes tu té.
- Gracias. Y ahora sí, ¿alguna novedad?
- Sí, bueno. He conocido a alguien. (Mierda, ya lo he soltado, a ver cómo salgo de ésta.)
- Vaya, me alegra saber eso, al fin una buena noticia, ya era hora. Y bueno, ¿es interesante? ¿te gusta?
- Es interesante y me gusta, aunque no creo que me convenga.
- No entiendo. ¿Por qué dices eso?
- Porque en el fondo creo que es como todos. Creo que no sabe si lo que tiene entre manos es un AK47 o una pistola de agua. Que no sabe distinguir entre un Ferrari y un Fiat cinquecento. ¿Entiendes?
- Entiendo. Pero entiende tú que las personas, a priori, tratan a todo el mundo por igual, evidentemente, antes de saber con qué tipo de persona están tratando. No le juzgues por ello. ¿Le has dado la oportunidad de ver cómo eres? ¿Ya le has dejado entrever que no eres como el resto?
- No, ciertamente no. Estoy desmoralizada y creo que eso requeriría un esfuerzo y un riesgo que no sé si estoy dispuesta a asumir.
- Tú misma me has dicho muchas veces que el riesgo es algo que te estimula.
- Sí, es cierto. Quizá esta vez sólo sea miedo.
- ¿Miedo a qué?
- Al rechazo quizá, a la incomprensión, a mostrarme débil.
- ¿Te sientes insegura?
- No, en absoluto.
- ¿Entonces?
- Me siento frágil. Susceptible. De todos modos, así estoy bien. Y no quería hablar de él.
- ¿Entonces por qué has sacado el tema? Yo creo que sí querías. Y que si lo has hecho, es porque en el fondo piensas que no es como todos.
- En realidad lo he sacado porque sabía que era lo que querías escuchar. De todos modos, ¿y qué si fuera así? Quiero decir, ¿y qué si pienso que no es como los demás? si estoy bien así, ¿por qué tengo que esforzarme en cambiar mi situación?
- Bueno, porque pienso que puede ser positivo para ti. Además, no te vendría mal conocer gente nueva, eso te puede aportar nuevos estímulos.
- Sí, es posible. (Estímulos dice, el del té.)
- ¿Vas a hacer algo?
- No, supongo que no. Tú bien sabes que las segundas partes nunca fueron buenas y que si la primera ha sido mala, la segunda inevitablemente, será peor.
- Estás más pesimista de lo normal.
- Sí, será porque se me está acabando la cerveza y veo la botella medio vacía. Ahora vuelvo.
¿Por qué he tenido que sacar el tema? Ya está otra vez con la misma historia. Que estoy bien así, ¡joder! A ver si con esta cerveza me relajo y nos ponemos de acuerdo de una puta vez.
- Bueno, aquí me tienes de nuevo.
- Deberías dejar de beber y de fumar, los vicios acabarán contigo.
- Debería hacer muchas cosas, sí. Pero tengo otras prioridades, como conseguir la paz en el mundo. Además, sabes que hay cosas que nunca cambian. Y los vicios son difíciles de eliminar. Sobre todo si no quieres hacerlo.
- Bueno, ya hablaremos de eso otro día. Volviendo al tema de antes, ¿crees que podrías dar una segunda oportunidad a esa persona que te quita el sueño?
- No me quita el sueño.
- Bueno, pero sin embargo sí que te ha afectado, de alguna manera.
- ¿Eso de ahí es un búho?
- …
- Sí, puedo intentarlo.
- ¿Y qué vas a hacer?
- Pensar en ello, por ahora creo que es suficiente. (Voy a fumar, necesito calmar a la bestia)
- Bueno, pues he de reconocer que te veo mejor que otras veces.
- Eso significa que…
- Sí, eres libre.
- ¡Dios! No me lo puedo creer. (Dime algo nuevo, imbécil.) Debo decirte que me alegra saber que no tengo que volver a aguantar tus gilipolleces.
- Bien, el sentimiento es recíproco, aunque por diferentes motivos, supongo.
- Bueno, entonces vamos a bebernos un bourbon para celebrarlo.
- Te repito que sabes que no bebo.
- Ya y tú sabías desde el principio que tus esfuerzos por ayudarme eran en vano y que nada de lo que has hecho me ha servido de nada. Sabes que siempre he tenido mis principios y mis valores muy claros. Y la conciencia muy tranquila. Y que todo lo que te decía que haría, todas las soluciones que proponía para mis “problemas” eran para que me dejaras tranquila y te pensaras que me había convertido en una persona sensata.
- Sí, y tanto que lo sé. Al igual que tú sabes que me importan una mierda tus problemas y que siempre acabas haciendo lo que te da la gana. Saca ese bourbon y dejemos los dos de fingir.
Si sabía yo que al final acabaríamos llevándonos bien… Pensando que tenemos que vivir juntos toda la puta vida es imposible verlo de otra manera. Un día él beberá bourbon y al siguiente yo “pensaré en ello”. Ése es el equilibrio que me mantiene cuerda. En fin, voy a seguir con mis partituras, mi tabaco y mi cerveza. Y con una dosis de Ray Charles. Hoy es un buen día.
Vanessa Sales Campos
21:30 lunes, 19 de octubre de 2009
Notable mejoría.
ResponderEliminarSiga usted así.
=)
Vaya, muchas gracias. Me alegro de que piense eso. Ya sabe que su opinión es siempre muy importante para mí. =)
ResponderEliminarWelcome back!
ResponderEliminarGracias Sergi! Ya era hora, la verdad. Esta sí es la buena. Me voy a poner las pilas. :P
ResponderEliminarTu siempre sorprendiendo!!!me emcanta leerte!!!pero esta vez lo he leido y...lo haces ten bien que me he sentido sentada en tu sofa viendo la situación. bss
ResponderEliminarErika, muchas gracias por leerme, nena. Me alegro de que lo hayas podido sentir, realmente esa es mi pretensión al escribir.
ResponderEliminar¡Vengo de visita!
ResponderEliminarMe causó sorpresa y una tremenda curiosidad el ver tu comentario sobre la entrada que escribí meses atrás, "En la Estación", así que vine a cotillear. Espero no te moleste ^^
Me alegra que te gustase, y me gusta como escribes. Por aquí tienes una lectora más ^^
huele un poco a miedoooo de no xfavor no quiero q me vuelvan a hacer daño y x eso me escondo detras de un cristal.nadie espera q encuentres la felicidad junto a otra persona vive tu vida como mas te guste. pero cuestionate... dices q tu solo jurarias amor eterno a la musica perooo..... la musica te ama a ti??? te mira a los ojos y te dice de una manera personal q eres todo para ella...
ResponderEliminarhappiness only real when shared
Buenas noches, sr. Anónimo. Debo suponer que nos conocemos, por la referencia a Alexander Supertramp que hace en su comentario. En ese caso debería saber que no soy una persona que se caracterice por el miedo ni la prudencia y que, como es lógico, no todo lo que escribo tiene que ver conmigo ni con mi vida ni con mis sentimientos.
ResponderEliminarY por supuesto, no podría estar más de acuerdo con usted; "happiness only real when shared".
Con Coltrane no podía pasar otra cosa.
ResponderEliminarGod save jazz!
;)
Vaya, Sergio. Cuántos años sin verte. ¿Cómo has ido a parar a este blog? ¡Qué sorpresa!
ResponderEliminarUn beso y god save jazz! =)
Muy bueno, señorita Supertramp!! me ha gustado mucho!! David MG ;)
ResponderEliminarMuchas gracias, David! Un abrazo. =)
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